Eran las seis de la tarde del jueves 15 de marzo. Los 22 jugadores salían uno detrás del otro al gramado del estadio Alberto Grisales para los actos protocolarios. El balón comenzó a rodar. Rionegro Águilas y Junior de Barranquilla buscaban obtener la victoria y, así, tres puntos que los ayudara a subir en la tabla de posiciones.
Cada futbolista buscaba tener una noche de ensueño, lucirse y, ¿por qué no?, ser el héroe y figura del equipo. Pero había uno en especial. Un mediocampista del equipo local, próximo a cumplir 28 años, nacido en Medellín y de nombre Fredy Hinestroza Arias. El antioqueño vivía su momento, aunque pocos lo sabían.
Desde la noche del miércoles 14, Yury López Jiménez, esposa de Hinestroza, había sido raptada en el lugar de su residencia ubicada en el oriente antioqueño por dos hombres armados, quienes además hurtaron el vehículo de la familia, según indicó Carlos Taborda Tamayo, director seccional de Fiscalías de Antioquia. Incluso, indicó el ente investigador que los delincuentes solicitaban una millonaria suma de dinero por el rescate
Fredy, quién vivió uno de sus peores días en su vida por tal sitauación, solo hasta escasos minutos para iniciar el cotejo al cual estaba convocado, supo que el Gaula en operativo conjunto con el Ejército, había dado con el paradero de López, en el casco urbano del municipio de Rionegro.
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Sin embargo, el talentoso jugador fue uno de los escogidos para ser de la partida por el profesor Hernán Torres. Él, en su profesionalismo, salió como uno más de los 22 jugadores al terreno de juego para disputar tal encuentro. Con el corazón turbado por la alegría y el dolor por lo sucedido, se vistió con la casaca número 15 en su espalda, con el objetivo de colaborar para que su equipo, Águilas, hiciera respetar su ‘nido’ tal como lo hizo con América y Millonarios en partidos anteriores.
El volante, que ha transitado por el fútbol mexicano y español, no se vistió de héroe marcando el gol para que Rionegro Ganara. Tampoco filtró el pase de la historia para que Humberto Osorio Botello, u otro compañero, quedara mano a mano con el portero rival y este, anotara el gol del triunfo. Lo qué sí hizo -¡y de qué manera!-, fue dar una demostración de profesionalismo y sentido de pertenencia; no solo al ponerse los guayos para cumplir y correr tras una bola. Jugó de manera inteligente y fue quién más insinúo en el ataque del equipo dorado para vencer la resistencia de Sebastián Viera en el arco Rojiblanco.
Es de admirar esa entrega y ese carácter. Cualquiera puede llegar a pensar: «¿qué clase de esposo es ese? Prefirió jugar un partido que ir a ver cómo estaba su esposa». No los(as) culpo. De hecho, fácilmente Fredy pudo haber llegado donde el profe Torres y decirle: «Pro, encontraron a mi esposa -entre lágrimas-. No quiero ser titular hoy. Voy a ver como se encuentra. ¿Me das permiso para salir de la concentración?» Quizás Hernán le diría que sí, no lo sé.
En resumidas cuentas, la lección está clara. Hinestroza ya está feliz al lado de su esposa. Pero el paisa demostró valentía, fortaleza y determinación. Elementos fundamentales para vencer cualquier obstáculo, problema o como le quieras llamar. La noche pasó y esa oscuridad fue traspasada. Hoy seguro fue una mañana hermosa para ambos.