El equipo brasileño venció por penales (5-4) a Independiente y se quedó con el título de la Recopa Sudamericana, así como en 1996 cuando también superó al club de Avellaneda.
Fue necesario ir al extremo, al décimo penal luego de dos tiempos extras en los que Gremio tuvo el triunfo, pero Independiente, con un jugador menos, también. Con Martín Benítez fallando lo que venía siendo perfecto para ambos lados. Un remate seco, las manos abiertas deMarcelo Grohe, la pelota al travesaño y el título de la Supercopa Sudamericana para el equipo brasileño luego de tres años sin un club de ese país levantando el trofeo absoluto del continente.
Todo tenía pinta de milagro, pero no fue. La expulsión de Fernando Amorebieta, con la utilización del VAR (minuto 42), le daba al partido un tinte épico, con el conjunto argentino aguantando las arremetidas de su rival, incluso con el valor de atacar teniendo un jugador menos, con mucho tiempo resguardandose y corriendo detrás de la pelota. Los dirigidos por Ariel Holan hicieron bien su trabajo, alargaron todo al máximo, pusieron contra las cuerdas a Gremio, al poderoso, lo hicieron ver vulnerable.
Sin embargo, en la definición desde los 11 pasos no cuenta nada de lo hecho durante los 90 minutos. Ya solo depende del corazón, de la templanza, de los nervios, de la presión. Y aunque todos respondieron como se esperaba, dejando sin opciones a Marcelo Grohe y Martín Campaña, el elegido para errar fue Benítez, el que entró en la segunda parte, el que tenía las piernas más frescas, la cabeza más caliente.
Segundo título para Gremio (ganó en 1996 cuando venció también a Independiente en la Recopa Toyota Sudamericana) que descansó ante un estadio a reventar, frente a una hinchada que por unos instantes pasó de la algarabía a la preocupación. La igualdad sin goles se vio recompensada con un largo momento de penales, de suerte pura, de como dicen algunos: la ruleta rusa (5-4 a favor del local).
É mais um título que você quer, @? #DonosDaAmérica
?⚽????#Recopa2018 #VamosTricolor #DiaDeGrêmio pic.twitter.com/mi8hAg8GZh— Grêmio FBPA (@Gremio) 22 de febrero de 2018
No fue para Holan y sus jugadores, que demostraron que los equipos en inferioridad númerica suelen ser superiores mentalmente.
Fuente: El Espectador